Aire

Relato breve sobre emancipación

Antuán

1/24/20241 min leer

Ya no quiere regresar a casa.

       Ha saboreado la experiencia de la amistad lejos del hogar. Aunque día a día ha tenido que esforzarse en compensar o superar lo que recibía de su compañera y amante, el saldo es positivo. Jamás se ha sentido tan ella como durante todo ese tiempo en que, primero sin convicción, y luego por pasión, se despidió del techo familiar que durante más de dos décadas y media la había cobijado, por haber nacido entre sus habitantes, entre otras razones.

      No tiene malos recuerdos del pasado inmediato, ni siente malas vibraciones por ningún familiar, pero ahora su horizonte vital se ha expandido, y siente que tiene más aire para respirar.

      Prueba de ello es la placidez casi eufórica con la que llega cada noche a la cama, que le roba largos ratos al sueño. Es como estirar la felicidad que cada jornada le acaba de regalar.

        Entonces, toma una decisión. «Sin duda, lo mejor es empezarlo ahora», piensa; abre el cuaderno vacío y anota: «Querido diario, aún no me conoces, pero tenemos tiempo».