Metamorfosis sin batería

Relato de un cambio

Antuán

Cuando Martín se despertó esa mañana tras un sueño inquietante, se encontró sobre su cama convertido en un avatar del metaverso. Su desmedida afición por los clásicos lo había llevado a verse metamorfoseado en esa forma extraña, una combinación de espanto y estremecimiento.

No tenía las seis patas del legendario insecto, pero una transformación generalizada similar le impedía abandonar la cama. El casco de realidad virtual se había desconfigurado, fallaba el algoritmo de la ubicación y desconocía cómo solventar este embrollo. Para colmo, la última rayita del indicador de carga ya parpadeaba en rojo. No podía reiniciar el aparato, porque perdería su estado anterior. Ahora lamentaba el gravísimo error cometido al no enchufar el cacharro a la corriente antes de acostarse.

A diferencia del recordado Gregorio, Martín no tenía familia para cuidarlo, que recargase el dispositivo y lo devolviera a su pantalla de inicio. Estaba solo. El piloto rojo seguía avisando de las consecuencias inmediatas: primero, la muerte virtual; después, la espiritual y, por último, la física, como dictaban las reglas de oro del metaverso primigenio, cuyos habitantes gozaban de esos tres niveles existenciales.

Solo podía resignarse, su descuido lo extinguiría en pocas horas.